Mª José me envió esta recopilación de consejitos que circulan por la red y creo que son acertados así que los comparto.
1.- La inteligencia
personas bastante inteligentes que apenas necesitan estudiar, así como otras para quienes –parece- que estudiar no es lo suyo. Pero lo normal es tener una inteligencia media y los buenos resultados se obtienen con una motivación adecuada que facilite el esfuerzo que supone estudiar. Piensa cuáles son las razones que tienes para estudiar. Cuanto más valiosas mejor. Sin voluntad de estudiar no hay nada que hacer y los motivos que tengas para estudiar son decisivos.
2. - No tengo voluntad
Es algo que le ocurre a mucha gente de tu edad y que tiene que ver con los cambios que se dan en la adolescencia. Hay muchísimas otras cosas que son más divertidas. Pero te estás jugando el futuro, en unos años decides lo que vas a ser el resto de tu vida.
Hay alumnos que han repetido curso con buenas notas. Han cambiado, tienen un motivo. Así como tú lo tienes para oír música, hacer deporte, irte con los amigos y amigas, debes tenerlo para estudiar. Y ese motivo ha de salir de ti. Los premios y los castigos pueden ser eficaces, pero a la larga no son lo decisivo. Si tienes voluntad, pero hay que ejercitarla.
3. - Lo más básico
Necesitas un lugar de estudio tranquilo, donde todo esté a mano, con una silla cómoda y luz suficiente. Y nada de música, ni TV. No te engañes, con música no se puede estudiar: puedes dibujar, copiar, pero no memorizar ni concentrarte. No te levantes a cada momento, persevera sentado al menos 45 minutos. Luego descansa 5-10 y sigue.
Y también un horario. No tiene por qué ser rígido, ha de ser flexible pero lo normal en secundaria es que gastes entre media hora y un ahora para hacer las tareas y tres cuartos o una hora para estudiar “de codos”. Si entre lunes y viernes no has obtenido 10-12 horas de estudio, el fin de semana hay que recuperar. Y algo más en tiempo de exámenes. Deja, si puedes, para el fin de semana las tareas que te lleven más tiempo: Una lámina de dibujo, un trabajo para una asignatura.
Es una pena que pases el tiempo haciendo como que estudias cuando tu cabeza está muy lejos. Deja de soñar despierto. Aprovecha el tiempo y luego podrás hacer muchas otras actividades.
4. - En clase. Los apuntes
Es una tontería perder el tiempo en clase. Si aprovechas ese rato, tendrás mucho adelantado. Si, por alguna razón, os dejan tiempo libre de estudio, adelanta tarea.
Puede que el profesor siga el libro: en ese caso toma notas de lo que dice, de aquello en lo que insiste. Si da apuntes, sigue atento y toma nota de todo lo que puedas, con sentido común. Subraya aquello que repita, es lo que considera básico.
De una manera u otra, luego tendrás que repasar lo que has escrito –no hace falta que lo pases a limpio- pero deja claro el tema de modo que lo entiendas, ahora y dentro de unos meses. Si has faltado a clase o tienes los apunte incompletos, pídeselos a un compañero.
5. Memorizar
En la mayoría de las asignaturas tendrás que estudiar “de codos”, memorizar los contenidos de las lecciones. No intentes aprenderte algo que no entiendes; por eso es tan importante lo que te dije en el punto anterior.
Cada persona tiene su propio sistema para fijar en la memoria las lecciones: leerlo en voz alta, repasarlo varias veces e intentar repetirlo sin mirar el texto... lo importante es que tengas en cuenta que no te sabes un tema si no eres capaz de explicarlo. Y es muy conveniente que estudies cada día lo explicado en clase. Así te será más fácil, pues los tienes “frescos” en la memoria y es mejor aprender un texto corto que enfrentarte a un montón de páginas cuando lleguen las épocas de evaluaciones.
6. - Los exámenes
Se dice por los profesores que el curso se aprueba en Septiembre. No valen excusas: ya estudiaré cuando llegue el examen es un enorme error. Si estudias cada día cuando llegue el momento del examen sólo tienes que repasar conocimientos ya adquiridos, recordar lo que ya sabes. Si lo dejas todo para el final, acabarás con la cabeza llena de fórmulas, definiciones, fechas, etc... un caos.
Los exámenes son de distintos tipos: hay que preparar cada uno de modo diferente. Auto examinarse da buen resultado.
Duerme bien la noche anterior al examen, ni se te ocurra tomar ninguna pastilla – lo pagarás muy caro -. Así evitarás el nerviosismo y el cansancio. Tampoco es bueno hacer comentarios con los compañeros momentos antes de empezar el examen: sólo conseguirás convencerte de que no lo llevas bien preparado y te pondrás más nervioso aún.
Lee detenidamente las preguntas antes de lanzarte a responder, incluso hazte un pequeño esquema siquiera mentalmente. Si te es posible, responde primero las preguntas más fáciles y deja para el final las que no te sabes bien. Esto es especialmente importante en problemas de matemáticas, física, traducciones... Muchas veces gastas todo el tiempo de que dispones en hacer un problema y dejas el resto en blanco.
Comprueba los resultados, las unidades, la ortografía. No te precipites en entregar: usa todo el tiempo de que dispongas.
7. Para estudiantes de ciencias. Los problemas
Aunque es difícil dar una regla común, en matemáticas, física, química muchas pruebas incluyen problemas: a partir de unos datos tienes que hallar otros, mediante una fórmula o varias.
En primer lugar has de elegir la fórmula adecuada, luego sustituyes las variables por los valores que te den (¡ Las unidades!) y te quedarán una o varias incógnitas para despejar. Hazlo con sumo cuidado y repasa los cálculos: es muy probable que te pidan los resultados exactos, y no bastará con que la solución esté bien planteada.
8. A pesar de todo, no consigo buenos resultados
¡Ánimo, todo tiene solución en esta vida! Piensa en cuáles son tus fallos como estudiante, sé constante, no te desanimes... los resultados tardan en llegar, y los fracaso sirven para adquirir experiencia, no para lamentarte.
Pide consejo a alguien con experiencia, realiza algún test de técnicas de estudio y perfecciona tus métodos como estudiante.
Quizá tengas problemas personales que te impiden concentrarte. Acéptalo y busca una solución, aunque a menudo no es fácil. Intenta desconectar de él cuando toca estudiar. Te juegas el futuro.
Si estás todo el rato pensando en un chico o chica, estoy casi seguro que lo que más le agradaría es que no pienses tanto y que estudies con provecho, para ofrecerle algo valioso, que se sienta orgulloso/a de ti.