Me traslado a los orígenes, si quieren el contenido de Nenes lo encontrarán en Cabo Kennet.

martes, 18 de enero de 2011

MARIAN


Mac.- ¡Sorpresa! Esto es para ti, la ha hecho una amiga mía.
Nena.- ¿Es para mí esta muñeca? Pero si no conozco a esa señora.
Mac.- No importa, ella ha oído hablar mucho de ti y ha visto tus fotos, así que decidió hacerte este regalo.
Nena.- ¡Qué detalle!
Mamá.- Es chulísima. Habrá que ponerle un nombre, ¿cuál quieres?
Nena.- ¿Cómo se llama la señora?
Mamá.- Marian.
Nena (radiante).- ¡Pues Marian!
Mac.- Está bien, es muy bonito, y además se llamará como la novia de Robin Hood.

Desde ese día no se separa de la muñeca, en casa claro, no se atreve ni a sacarla fuera por miedo a que le pase cualquier cosa. Jamás durmió con muñecos y ya ves, a ésta la quiere tanto que duerme con ella y la busca en sueños si se le despista del abrazo un momento.

Más tarde a Mac le explicó una profesional que los niños pueden cogerle un cariño especial a los objetos que provienen de desconocidos o personas ajenas a su entorno habitual, y más si es una sorpresa inesperada como fue este caso. Que cosas. ¿Le habrá pasado a más gente?

6 comentarios:

Océana dijo...

Pues ahora que lo dices, creo que lo que ha explicado el profesional es revelador para entender muchas cosas. A mí me sirve la explicación y le encuentro sentido.

Ya ves Cyllan, no creí que yo pudiera dejar comentarios en el blog "nenes" y me sorprendo incluso de haberlo hecho y estoy encantada.

Anónimo dijo...

Hola

Atte: nid

Cyllan dijo...

¿Por qué le encuentras sentido? Yo no acabo de entender lo de que si el detalle viene de fuera eso le de tanto valor. Me interesa el tema.
Por cierto, el amor por Marian aumenta por momentos.

Océana dijo...

Le encuentro sentido a mis propias vivencias de la niñez.
Tengo un recuerdo cálido y entrañable de una persona mayor, que no era familiar directo mío pero que visitaba la casa de mis padres cada cierto tiempo, quizás una vez al mes o cada dos meses, y sin ser una persona muy afectuosa (sin besos, abrazos y demás), siempre me traía una bolsita de caramelos para mí. Todavía me acuerdo de esa bolsita de caramelos y de esa señora que era como una tía-abuela mía. Y sin tener un recuerdo de cariño/amor o lo que sea, todavía recuerdo la ilusión de esa bolsita de caramelos cada vez que nos visitaba, incluso recuerdo las distintas marcas y el sabor de esos caramelos concretos, tanto es así que en posteriores ocasiones y con el paso de los años, un determinado tipo de caramelo que se cruza en mi camino, ya sea en una pastelería o en un obsequió o regalo, me hace recordar que ese tipo de caramelos son de los que iban en esa bolsita.

También recuerdo algun juguete que me regalaran alguna vez personas que no eran familia ni amigos, o amigos o conocidos de mis padres, y con motivo de encontrarse ellos, me compraban algo para mí en forma de muñeca o peluche, o un simple estuche. La emoción de ese regalo sí que recuerdo que era superior a cualquier otro regalo que me pudieran regalar mi familia directa, por ejemplo, para mi cumpleaños. El regalo del desconocido sí que tenía para mí una intensidad mayor, aunque no fuera un regalo deseado ni elegido por mí.

Quizás influye el elemento sorpresa, la adversidad en forma de agradable sorpresa con un regalito, como si ese regalito fuera un "tesoro".

Océana dijo...

Mi hermano es 12 años mayor que yo, cuando él era un joven adolescente de 16 o 17 años, organizaba en casa fiestas y bailes discoteca para sus amigos y amigas y yo sólo podía estar allí al inicio de la fiesta para saludarlos. Supongo que para sus amistades yo era como un juguete, me cogían en brazos y se divertían conmigo al inicio de la fiesta, antes de que apagaran las luces para seguir ellos con su fiesta de luces y música disco. Como ellos no tenían una hermana tan pequeña en sus casas, supongo que mi hermano era para ellos un tanto especial por tener una hermanita. Algunos de ellos cuando venían a casa me traían o iban a comprar chicles, pipas, o me daban cromos que salían en las bolsas de patatas chips.Cuando había feria me daban el muñequito que ganaban con el acierto de tiros con la escopeta (típico de ferias).

También recuerdo que uno de los amigos de mi hermano me dió unos discos de vinilo (de la época, claro), con cuentos infantiles, discos que él ya no escucharía porque ya se había hecho mayor y eran de su infancia. Recuerdo todo eso de una forma especial, como muy gratificante. Los discos no eran nuevos, no eran un regalo envuelto,y sin embargo, eran un gran tesoro. Eran mucho más importantes que si me los hubieran comprado después de pedirlos como premio o como capricho.
Hoy, 40 años más tarde, todavía reconozco las voces de los personajes de los discos en actores de doblaje de pelis actuales. Entiendo perfectamente el amor por Marian, aunque nunca me lo había planteado ni se me había ocurrido como reflexión, que esos tesoros eran regalos de desconocidos y todos esos regalos ahora descubro que todavía estan en mi corazón.

Cyllan dijo...

Marian tampoco vino envuelta jeje.
Muchas gracias por tu aportación. Por un momento parece que estabas en el diván, muy interesante tu exposición. Ya veo que sí le ha pasado a más gente. Yo por mi parte no recuerdo que me pasara.